Me acuerdo de sus pequeños besos, me lleva al mas allá, sus labios gruesos como montañas que dejan vislumbrar el horizonte, sensación que recorre desde mis mejillas hasta el espinazo. Soy un hombre, tengo que admitir que ella es capaz de darme un beso inocente capaz de producirme la sensación de derretirme en frío. Cuando veo sus ojos, es capaz de hacerme retumbar el corazón, pero el tiempo ha pasado. Ahora la veo, y mi corazón sigue amandola cada vez más, tengo que pensar en otras cosas para no bajar mi rendimiento, pero incrementa mi habilidad para mejorar en amplio rango. Ella es toda la gama de emociones indescriptibles que me tomaría toda una vida -o mas bien varias- en descrifrar, ella es un pequeño paquetito tan llena de sorpresas extrañas como una caja de pandora. Ella es todo lo bueno, pero más importante, es todo lo malo que le da su forma.
La forma en que camina me recuerda a una persona vieja, pero es muy joven... es inteligente, es brillante. La forma en que observa a alguien, pareciera que lo viera por primera vez; La forma en que saluda, en la que habla, me produce un agradable sabor a dulce en mis sentimientos. Me gusta muchísimo la forma en que sonríe, dibuja en sus mejillas la definición de amor, alegría, sorpresa, inocencia, picardía, inteligencia y más en una sola expresión. El dulce sonido de su voz, me despierta la curiosidad sexual, me pone increíblemente, tiemblo, huyo como si fuera una bestia a punto de escapar, me devora, me vuelve loco, pero me tranquiliza. Ella es todo, no sé si lo sepa; Si no lo sabe, mejor, porque de otra manera, no tendría ese sentido de intimidad con ella.
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